
La sociedad moderna se enfrenta a problemas globales como la crisis climática y el agotamiento de los recursos, lo cual amenaza el desarrollo sostenible de la humanidad. Entonces, ¿a qué problemas concretos nos enfrentamos?
Crisis ambiental y la respuesta de la comunidad internacional
En enero pasado, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) anunció que la última década ha sido la más calurosa registrada hasta ahora en la historia[1].
El Servicio Mundial de Vigilancia de Glaciares (WGMS, por sus siglas en inglés) informó que, durante el periodo 1949/50-2023/24, el año 2024 fue el año de la desaparición de más glaciares[2].
La Tierra nos está enviando señales de advertencia cada vez más claras. Este desequilibrio en el sistema climático también se traduce en el agotamiento de recursos esenciales como los alimentos. Un informe reciente de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) advierte que el calentamiento global está provocando una creciente desertificación de la tierra, generando a su vez un exceso de salinidad en los suelos. Actualmente, más del 10 % de la superficie terrestre mundial —más de 1400 millones de hectáreas— está contaminada con niveles excesivos de sal, provocando que en algunas regiones los rendimientos de los cultivos se reduzcan hasta en un 70 %[3].
La comunidad internacional está estableciendo diversas estructuras de cooperación para responder a esta crisis ambiental, con el fin de promover la recuperación climática y el desarrollo sostenible. Por ejemplo, el Fondo Verde del Clima desempeña un papel fundamental al proporcionar financiación de los países desarrollados a los países en desarrollo, contribuyendo así a la lucha contra el cambio climático y al desarrollo sostenible de la energía y la industria. Asimismo, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas se han consolidado como un marco de cooperación internacional que integra políticas y esfuerzos nacionales en diversas áreas, incluida la acción por el clima, para fomentar la protección ambiental y el desarrollo sostenible.
Nuestra realidad – El estado actual y el impacto del problema de los residuos
En paralelo con la crisis climática, nuestra sociedad se enfrenta actualmente a un problema creciente a nivel mundial: el aumento exponencial de los residuos.

Tendencias globales en el aumento de residuos
- El problema del plástico
Según datos publicados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), se estima que en 2019 unas 22 millones de toneladas de plástico fueron vertidas al medio terrestre y marino, amenazando seriamente el entorno natural. Se prevé la duplicación de esta cifra hasta alcanzar las 44 millones de toneladas para el año 2060[4].
En particular, los residuos plásticos representan una grave amenaza para los ecosistemas marinos, y al descomponerse en microplásticos, causan impactos negativos a largo plazo en todo el equilibrio ecológico.
- El problema de los residuos alimentarios
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en el año 2022 se desperdiciaron 1050 millones de toneladas de alimentos en todo el mundo, mientras que 783 millones de personas enfrentaron problemas de inseguridad alimentaria. Esta pérdida de alimentos representa entre el 8 % y el 10 % de las emisiones globales anuales de gases de efecto invernadero y consume aproximadamente un tercio de las tierras agrícolas del planeta, provocando también un grave daño a la biodiversidad[5].
- El problema de los productos desechables
Desde el año 2020, durante la pandemia, aproximadamente 129 mil millones de mascarillas desechables han acabado en los océanos[6]. Además, los vasos de papel, debido a su recubrimiento interior, tienen una tasa de reciclaje inferior al 1 %[7], y pueden tardar varias décadas en descomponerse completamente.

La brecha entre la realidad y las limitaciones institucionales
En particular, el plástico, cuya producción ha aumentado de forma drástica, ha revelado los límites de los esfuerzos ciudadanos de separación y reciclaje, pues las regulaciones institucionales y la infraestructura necesaria no han seguido el mismo ritmo. Según la empresa de análisis de datos alemana Statista, en 2023 la producción mundial de plásticos alcanzó las 413,8 millones de toneladas, y la cantidad de residuos generados se ha multiplicado por más de siete en los últimos 40 años, alcanzando actualmente 360 millones de toneladas anuales[8].
Este aumento continuo en la producción de plásticos pone de manifiesto las limitaciones de las políticas actuales centradas únicamente en la gestión de residuos. Además, según una investigación del Instituto Coreano de Política Económica Internacional (KIEP, por sus siglas en inglés), solo alrededor del 9 % de los residuos plásticos generados a nivel mundial en 2019 fueron recolectados con fines de reciclaje[9].
Esto sugiere que, por mucho que los ciudadanos practiquen la separación de residuos, si no se establecen regulaciones eficaces sobre la producción de plásticos, se genera una gran brecha entre la acción ciudadana y las limitaciones institucionales en relación con el problema de los desechos.

El problema de la desigualdad
Además, el problema de los residuos está estrechamente vinculado a la desigualdad entre los países desarrollados y los países en desarrollo. Según un informe del Instituto de las Naciones Unidas para Formación Profesional e Investigaciones (UNITAR), en 2022 se transportaron 5,5 millones de toneladas de residuos electrónicos a través de las fronteras, de los cuales aproximadamente el 65 %, es decir, 3,3 millones de toneladas, procedentes de países de altos ingresos, fueron enviados sin control ni documentación a países de ingresos bajos y medianos[10].
Estos residuos electrónicos suelen ser gestionados por pequeños recicladores en instalaciones precarias, donde se liberan grandes cantidades de sustancias químicas tóxicas como plomo, cromo y manganeso, las cuales dañan gravemente el medio ambiente local y el derecho a la salud de las comunidades afectadas. Esto demuestra que la actual crisis ambiental no es solo una cuestión ecológica, sino también un problema estructural de desigualdad entre países desarrollados y países en desarrollo.
¿Qué es el Día Internacional de Cero Desechos?
Para hacer frente a los diversos problemas provocados por los residuos y avanzar hacia un futuro sostenible, las Naciones Unidas adoptaron en diciembre de 2022, durante su Asamblea General, la resolución (A/RES/77/161) declarando el 30 de marzo de cada año como el Día Internacional de Cero Desechos[11].

Esta resolución contiene un mensaje instando a la comunidad global a reducir de manera fundamental la generación de residuos y a minimizar la carga ambiental mediante la circulación eficiente de los recursos.
Entonces, ¿cuál es el significado exacto de “cero desechos”? El concepto de cero desechos va más allá de la simple reducción de basura. Consiste en prevenir la generación de residuos en la medida de lo posible y establecer una economía circular a través del reciclaje y la reutilización de recursos. Su objetivo final es construir una estructura social sostenible[12].
Este concepto no solo busca resolver el problema de los residuos, gana además atención como una estrategia para transformar la conciencia ciudadana y hacer frente al cambio climático y al agotamiento de los recursos naturales.
A través del Día Internacional de Cero Desechos, liderado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y el Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-Hábitat), la comunidad internacional busca alentar a gobiernos, empresas y ciudadanos a reflexionar sobre la economía circular y los hábitos de consumo sostenibles. En particular, el tema del año 2025: “Hacia el cero desechos en la moda y el textil”, refleja la realidad del consumo de enormes cantidades de recursos por parte de la industria textil global cada año, generando aguas residuales industriales lo cual representa una parte significativa de la contaminación mundial[13].
Este tema se ha consolidado como un indicador clave de los esfuerzos internacionales por reducir los residuos y promover el reciclaje de recursos dentro de la industria de la moda y los textiles, con el objetivo de facilitar la transición hacia patrones de producción y consumo más sostenibles.

Un mundo que cambia gracias al esfuerzo individual
Hoy más que nunca, es urgente el esfuerzo conjunto en la protección de nuestro único planeta. Entonces, ¿cuál es nuestro papel? El Día Internacional de Cero Desechos subraya que, sin la práctica diaria de los ciudadanos, sus objetivos no pueden alcanzarse. Es un evento simbólico llamando tanto a la responsabilidad pública como a la participación ciudadana. Si bien es fundamental la colaboración de los gobiernos, las empresas y la comunidad internacional para mejorar las políticas y los sistemas, también podemos generar cambios pequeños pero significativos a través de nuestras acciones cotidianas. Por ejemplo, el uso de productos reutilizables, la promoción del consumo a granel y el fomento de la economía compartida son prácticas concretas coadyuvando a reducir la generación de residuos y permiten la circulación de recursos.
El Día Internacional de Cero Desechos inspira un sentido de solidaridad y responsabilidad hacia la Tierra a través de las acciones individuales. Desempeña un papel crucial en la respuesta a las crisis ambientales y al agotamiento de los recursos. Si todos reconsideramos nuestro enfoque hacia los problemas ambientales y avanzamos juntos hacia un futuro sostenible, nuestra sociedad podrá evolucionar hacia una comunidad más fuerte y consciente.