Respuesta al cambio climático

Smog Plástico

Temas globales
28 de noviembre de 2024

Ha llegado la era del “Smog Plástico”. El término hace referencia a la contaminación marina causada por partículas de plástico desechadas que terminan en los océanos. Los residuos plásticos que fluyen hacia el mar se descomponen gradualmente en fragmentos más pequeños, cubriendo desde la superficie hasta el fondo del océano, de manera similar al fenómeno del esmog.

El término “Smog Plástico” fue acuñado por el Dr. Marcus Eriksen, fundador del instituto sin fines de lucro estadounidense “Five Gyres Institute (Instituto 5 Giros)”. En la edición de verano de 2015 de la revista The Explorers Journal, el Dr. Eriksen publicó un artículo titulado “The Age of Plastic Smog (La era del smog plástico)”. Allí explicó que el plástico forma colectivamente un “smog de microplásticos”, lleno de toxinas en diferentes concentraciones a lo largo del ecosistema marino. Además, estimó que 5,25 billones de partículas de plástico, con un peso total de 269 000 toneladas, flotan en los océanos.

Y en marzo del año pasado, el fenómeno del smog plástico volvió a destacar en un estudio publicado en la revista científica internacional PLOS ONE, titulado “Aumento de Smog Plástico”. Según el estudio, se estima que, para 2019, aproximadamente 171 billones de partículas plásticas, equivalentes a 2,3 millones de toneladas, flotan en los océanos del mundo. Los investigadores advirtieron que la cantidad de plástico presente ha aumentado drásticamente desde que este fenómeno fue detectado por primera vez, alcanzando niveles de contaminación global comparables a los de otras formas de polución.

Hoy en día, el “Smog Plástico” cubre el océano azul. La causa de este fenómeno es microplásticos.

Microplásticos y contaminación marina

Los microplásticos, según los investigadores, varían en tamaño y categorías, y aún no existe una nomenclatura acordada a nivel internacional. Sin embargo, comúnmente se definen como fragmentos de plástico de cierto tamaño hacia abajo, basándose en su dimensión. Generalmente, los microplásticos son partículas sólidas de plástico de menos de 5 mm. Entre estos, las partículas especialmente pequeñas, de menos de 1 micrómetro (0,001 mm), se denominan “nanoplásticos”.

En el informe presentado por la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (ECHA) al Parlamento Europeo, se define los microplásticos como partículas sólidas compuestas de polímeros que pueden incluir aditivos u otras sustancias. Estas partículas tienen dimensiones que oscilan entre 1 nm y 5 mm y, en los productos, su contenido es del 0,01 % (w/w) o más. Además, los microplásticos se caracterizan por tener un tamaño de entre 100 nm y 5 mm, y una relación entre longitud y diámetro superior a 3.

Los microplásticos se clasifican en dos tipos según su origen: microplásticos primarios y microplásticos secundarios. Los microplásticos primarios son aquellos que se fabrican en tamaños pequeños desde la producción, mientras que los secundarios se generan cuando productos plásticos de mayor tamaño llegan al medio natural y se fragmentan debido a procesos naturales y fuerzas físicas.

Los microplásticos primarios son partículas plásticas de menos de 5 mm de diámetro que se incorporan intencionalmente en productos como limpiadores, pastas dentales y cosméticos para cumplir funciones específicas, como la exfoliación. Estos microplásticos se originan principalmente en productos de uso industrial y doméstico. Algunos ejemplos de productos domésticos que contienen microplásticos son las pastas dentales, los insecticidas y los detergentes para ropa. En el ámbito industrial, se encuentran en fluidos de perforación y abrasivos de aire. Muchos de estos productos terminan siendo desechados en los desagües, contribuyendo directamente a la contaminación marina.

Por otro lado, los microplásticos secundarios se forman cuando partículas plásticas grandes, como botellas o bolsas de plástico, se fragmentan en piezas más pequeñas, lo que da lugar a una mayor variabilidad en su tamaño y composición. La formación de microplásticos a partir de la degradación de plásticos es particularmente activa en las playas debido a factores como la exposición a rayos ultravioleta, la fricción mecánica por las olas, la abundante disponibilidad de oxígeno y las corrientes turbulentas.

Según un informe de las Naciones Unidas, en los océanos hay aproximadamente 51 billones de partículas de microplásticos, un número que supera cientos de veces la cantidad de estrellas en nuestra galaxia. Estos microplásticos, que llegan al mar tanto por fuentes primarias como secundarias, se han convertido en los principales problemas de lo que hoy se conoce como “Smog Plástico”.

Microplásticos y los seres humanos

Un punto importante a destacar es que el problema de los microplásticos ya no se limita únicamente a los océanos.

Según un estudio publicado en International Journal of Marine and Environmental Sciences 2022 (Revista Internacional de Ciencias Marinas y Ambientales), el 75 % de los peces consumidos por humanos contenían microplásticos. Los microplásticos que ingresan a los océanos son ingeridos inicialmente por el plancton, que habita en el medio marino. Posteriormente, estos microplásticos son consumidos por los peces más grandes, tortugas marinas y ballenas, que forman parte de los niveles superiores de la cadena alimentaria. Los organismos marinos que han ingerido microplásticos llegan a nuestra dieta a través de las actividades pesqueras. De esta manera, los plásticos generados por los seres humanos se distribuyen por los ecosistemas marinos y, finalmente, regresan al ser humano.

Además, los resultados de investigaciones han demostrado que incluso en el agua potable que consumimos se han detectado microplásticos. En un estudio realizado en 24 plantas de tratamiento de agua potable, 2 muestras de agua embotellada y 6 tipos de agua de manantial, se detectaron microplásticos en 5 plantas de tratamiento, en 2 muestras de agua embotellada y en 1 tipo de agua de manantial. Según los resultados de un estudio del Instituto Nacional de Investigaciones Ambientales de Corea, el agua potable contenía un promedio de 0,05 partículas de microplásticos por litro. Estos resultados nos llevan a comprender que ya no hay lugar seguro donde estemos libres de los microplásticos.

Lo más impactante es que investigaciones recientes han revelado que incluso el aire que respiramos a diario contiene plásticos. El Instituto de Investigación de Salud y Medio Ambiente de Seúl analizó el aire en el centro de la ciudad durante unos 6 meses, desde septiembre del año pasado hasta febrero de este año. Usando espectrómetros para analizar la cantidad de microplásticos, se detectó un promedio de 71 partículas de microplásticos mayores a 5 µm por metro cúbico de aire. En diciembre, este promedio aumentó a 122 partículas. Entre estas, el polietileno, utilizado en envases y bolsas de plástico, representó el 46,6 %, siendo el porcentaje más alto.

Hoy en día, no son solo los organismos marinos los que respiran dentro de Smog Plástico. Los seres humanos también estamos respirando plástico. Además, los numerosos casos en los que organismos marinos han confundido los microplásticos con alimento, llevándolos a sufrir problemas como retraso en el crecimiento, disminución de la capacidad reproductiva, infecciones e incluso la muerte, nos obligan a reflexionar sobre el futuro de los humanos que también vivimos dentro de Smog Plástico.

Impacto de los microplásticos en la humanidad

Los expertos en medio ambiente advierten que los microplásticos, que están destruyendo los ecosistemas, también tendrán un gran impacto en los seres humanos. En particular, los microplásticos son fácilmente absorbidos por el cuerpo humano, lo que a largo plazo podría tener efectos extremadamente graves en la salud humana.

En 2017, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) declaró que cuando los microplásticos son absorbidos por el cuerpo humano en cantidades significativas, pueden causar daños físicos, químicos y biológicos. En particular, los microplásticos de un tamaño de 10-20 µm pueden atravesar tanto las paredes internas del tracto digestivo como las paredes de los vasos sanguíneos. Una vez dentro del cuerpo, estos pueden alojarse entre los vasos sanguíneos y las células, provocando graves efectos en la salud.

Diversos estudios realizados en animales, tanto a nivel nacional como internacional, han demostrado que la exposición a microplásticos está asociada con la generación y aceleración de la inflamación intestinal, el síndrome de permeabilidad intestinal, la inflamación testicular, la disminución del recuento de espermatozoides, la infertilidad, la resistencia a la insulina, la obesidad, la hepatitis y el cáncer de ovario. En un estudio publicado en 2022, se observó que la exposición oral a microplásticos puede atravesar la barrera hematoencefálica y acumularse en el cerebro, lo que sugiere un potencial de neurotoxicidad. También se registraron cambios en el comportamiento relacionados con trastornos del espectro autista. Además, se informó que los microplásticos pueden penetrar en la barrera cerebral y reducir las funciones cognitivas del cerebro. Algunos estudios incluso afirman que podrían acortar la esperanza de vida de los organismos vivos.

En un estudio estadounidense de 2020, se detectaron microplásticos en 47 órganos y tejidos, incluidos los pulmones, el hígado, el bazo y los riñones de cuerpos donados. En una investigación italiana de 2021, se encontraron 12 microplásticos en las placentas de 4 de 6 mujeres embarazadas. Ese mismo año, un estudio estadounidense identificó partículas de plástico, como PET, en el meconio de recién nacidos y en las heces de lactantes. En 2022, una investigación en los Países Bajos confirmó la presencia de microplásticos en la sangre humana. La realidad de que los microplásticos, más allá de afectar el ecosistema terrestre, ya se encuentran en diversas partes del cuerpo humano, es una advertencia urgente para la humanidad. Ha llegado el momento de tomar conciencia de las amenazas asociadas a los microplásticos y actuar al respecto.

Esfuerzos por un mundo sin microplásticos

La comunidad internacional ha reconocido la gravedad de la contaminación por microplásticos y ha comenzado a tomar medidas al respecto. En marzo de 2022, la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEA) resolvió elaborar, para 2024, un tratado internacional jurídicamente vinculante para abordar la contaminación por plásticos. Este tratado se centrará en gestionar el ciclo de vida completo del plástico, con el objetivo de prevenir la contaminación desde las etapas de producción y diseño.

Además, la Unión Europea (UE) comenzó a restringir el uso de productos que contienen microplásticos desde 2019. En 2021, introdujo regulaciones estrictas, como un impuesto de 0,8 euros por kilogramo de desechos plásticos no reciclables. Desde 2023, mediante su regulación de gestión de productos químicos, conocida como “REACH”, ha prohibido el uso de microplásticos en productos como cosméticos, detergentes y fertilizantes, estableciendo el objetivo de reducir las emisiones de microplásticos en un 30 % para 2030. Corea del Sur también ha implementado medidas similares a través de su propia legislación, llamada “K-REACH” (ley sobre el registro y evaluación de sustancias químicas), que prohíbe completamente el uso de microplásticos en la fabricación de cosméticos destinados a la limpieza o exfoliación. Además, desde una perspectiva de reciclaje, se han impuesto restricciones o prohibiciones al uso de plásticos en instalaciones de uso colectivo, como restaurantes y cafeterías.

A medida que se confirma cada vez más el impacto perjudicial de los microplásticos en los organismos vivos, también es necesario que reduzcamos el uso de plásticos en nuestra vida diaria. Es importante adoptar acciones proactivas, como elegir envases reutilizables o productos ecológicos. Cambiar botellas de agua de PET y recipientes de plástico en la cocina o el refrigerador por materiales de vidrio o cerámica también es una solución viable. Ha llegado el momento de que los gobiernos, la sociedad y, en última instancia, todos los miembros de la comunidad se unan para reducir el uso de microplásticos y asumir prácticas responsables en beneficio del medio ambiente de la Tierra.

Campaña Cero Plástico 2040 de ASEZ

ASEZ, el Grupo de Universitarios Voluntarios de la Iglesia de Dios, está llevando a cabo la campaña “Cero Plástico 2040” con el objetivo de implementar las metas de la ONU y de la comunidad internacional para regular el uso de plásticos antes de 2040 y proteger la Tierra de la contaminación por plásticos. A través de esta campaña, ASEZ trabaja para que personas de diversos sectores y estudiantes universitarios se comprometan juntos con el objetivo de eliminar los plásticos y aceleren el fin de la contaminación por plásticos mediante pequeñas acciones en la vida cotidiana.

Para resolver el problema de la contaminación por plásticos, incluidos los microplásticos, no basta con los esfuerzos de unos pocos países u organizaciones. Es esencial una cooperación y solidaridad internacionales. Las conferencias y alianzas internacionales que se están llevando a cabo en varios países son un buen comienzo, pero se necesita la participación activa de más países, empresas, organizaciones y personas. ASEZ está comprometido a liderar la lucha para poner fin a la contaminación por plásticos, alineándose con los esfuerzos de la comunidad internacional que busca resolver este problema.

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